Traemos hoy en nuestro breve repaso por la iconografía del poder al Canciller Rolin, retratado por Jan van Eyck en 1435.
La Virgen del Canciller Rolin, Óleo sobre tabla
Jan van Eyck, 1435. Museo del Louvre.
Nicolás Rolin, canciller de Felipe el Bueno, era un importante funcionario de la corte de Borgoña. Más allá de su apariencia física van Eyck supo plasmar su temperamento. Los cuadros con donante se caracterizaban por retratar al comitente a menor tamaño que las figuras sagradas de la Virgen o Jesús, y por la presencia de un santo que hiciera de intermediario. Rolin prescinde de intermediarios, y no sólo se hace retratar al mismo tamaño sino que se atreve a mirar de frente a la Virgen, al Niño y a quien se tercie. Todo el cuadro transpira arrogancia, ostentación y lujo, y describe la posición social de Rolin. Leemos en el estupendo análisis de la web SigoJoven:
"Diplomático, político, intrigante, era de cuna baja; ascendió durante su vida hasta ser nombrado canciller, que en aquel momento era un cargo difuso, casi de servidor de cámara, y lo convirtió en una especie de primer ministro, de hombre fuerte que sustituyó en sus funciones al propio Duque.A mi Rolin me recuerda a Putin hasta en el nombre. Precisamente este último protagonizará uno de nuestros próximos estudios sobre la iconografía del poder.
Su poder fue tremendo así como su riqueza, aunque su fama era pésima y se le atribuían todo tipo de iniquidades e inmoralidad. El fruto de esta fama personal es esta Virgen, que todavía hoy no se sabe si era un monumento más a su orgullo o un intento de borrar su mala fama con una obra piadosa.
Rolin está retratado por Van Eyck nada menos que de igual a igual con la propia Virgen María. Ni siquiera están en una iglesia, sino en una loggia de un castillo, abierto a un maravilloso paisaje.
Decimos que el canciller está rezando ante María, pero nada indica su fervor religioso, excepto que se encuentra arrodillado. Su mirada es la de una profunda satisfacción de sí mismo, y fija los ojos en el Niño, casi desafiante."
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2 comentarios:
Mirando a través de los arcos es "el cuadro dentro del cuadro", una vieja figura del arte.
Maravilloso.
En efecto, "El cuadro dentro del cuadro", todo un tema del arte y el título de un magnífico libro de Julián Gállego (Cátedra, 1978).
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